El clima de tensión en la República Democrática del Congo se ha intensificado tras una serie de violentas protestas en la capital, Kinshasa. Los manifestantes, enfurecidos por la implicación de varios países en el conflicto con el grupo rebelde M23, atacaron las embajadas de Estados Unidos, Francia, Bélgica, Uganda y Ruanda. Estos países son vistos por los congoleños como actores clave en el respaldo a fuerzas extranjeras en la región, lo que ha avivado aún más las tensiones políticas y militares.
Las embajadas fueron blanco de piedras y otros objetos lanzados por los manifestantes, pero afortunadamente no se reportaron víctimas mortales o heridos graves. Los diplomáticos presentes en las embajadas fueron evacuados, y los gobiernos de las naciones afectadas han expresado su preocupación por la seguridad de sus ciudadanos y personal en el país. Además, las autoridades congoleñas han reforzado la seguridad en las áreas cercanas a las sedes diplomáticas, mientras trabajan para calmar las protestas.
Este violento episodio se enmarca dentro de un conflicto más amplio, donde las fuerzas del M23, un grupo rebelde con vínculos históricos con Ruanda, continúan su lucha en las regiones orientales del país. La situación ha causado miles de desplazados y ha deteriorado aún más las relaciones diplomáticas entre la República Democrática del Congo y sus vecinos. La comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos, buscando una solución pacífica mientras las tensiones siguen creciendo en la región.