El 2024 marcó un sombrío récord para el periodismo, con 124 periodistas asesinados, según un informe del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ). Este es el mayor número de muertes registrado desde que la organización comenzó a recopilar datos hace más de 30 años. Casi el 70% de estas muertes ocurrieron en Gaza y Líbano, donde las fuerzas israelíes fueron señaladas como responsables de la mayoría de los casos, incluyendo el asesinato de 82 periodistas palestinos. Israel, por su parte, negó haber atacado intencionadamente a comunicadores y afirmó que toma medidas para evitar daños colaterales.
El informe también revela un alarmante incremento en los asesinatos selectivos: 24 periodistas fueron asesinados deliberadamente por su trabajo. Entre las víctimas se encuentra Ismail Al-Ghoul, periodista palestino de 27 años, quien falleció junto a su camarógrafo en un ataque aéreo en Gaza. Estos hechos han suscitado condenas internacionales y críticas hacia Israel por su falta de transparencia en la investigación de estas muertes. A nivel global, países como Sudán, Pakistán y México también destacaron como regiones peligrosas para la prensa, reflejando el impacto de los conflictos armados y la violencia generalizada.
El CPJ destacó la vulnerabilidad de los periodistas independientes, quienes representaron más de un tercio de las muertes en 2024. Sin acceso a equipos de protección o apoyo institucional, estos comunicadores enfrentan riesgos extremos en su labor. El informe hace un llamado urgente a gobiernos y organizaciones internacionales para garantizar la seguridad de los periodistas y la rendición de cuentas en casos de violencia. Como expresó el Comité: «Cada periodista asesinado es una pérdida para la verdad, y su lucha por la justicia no debe cesar».