Gritos de «¡justicia!» resonaron durante el velorio y el sepelio de la subteniente del Ejército Ecuatoriano, Aidita Pamela Ati, quien fue encontrada muerta en el Fuerte Militar Napo el 29 de junio. El velorio tuvo lugar el lunes 1 de julio de 2024, en el sur de Quito, cerca de su vivienda. El féretro, escoltado solemnemente por miembros de las Fuerzas Armadas, fue llevado hasta la casa comunal Santo Tomás. Allí, familiares, amigos y allegados se reunieron para rendir homenaje a la subteniente Ati, quien había dedicado dos años de su vida al servicio militar.
El comandante general de las Fuerzas Armadas, Fernando Adatty, también estuvo presente en el velorio. Su presencia fue aprovechada por los familiares de la subteniente para exigir una investigación exhaustiva y transparente sobre los hechos que rodearon su muerte. El padre de la joven, Luis Ati, un militar en servicio pasivo, expresó su profundo dolor y desconcierto ante las circunstancias de la muerte de su hija. Inicialmente, se les había informado que su hija había muerto «ahogada por licor». Sin embargo, Luis Ati denunció con firmeza: «Mentira. Fue ultrajada, fue asesinada y presuntamente violada». Con lágrimas en los ojos y una voz llena de dolor, añadió: «¿En dónde estamos? ¿Con qué militares estamos hablando? ¿Quiénes nos están defendiendo, si ellos están matando a nuestras hijas?», según un reporte del canal Ecuavisa.
El dolor y la indignación de la familia eran palpables durante toda la ceremonia. Después del velorio, el cuerpo de Pamela Ati fue trasladado al cementerio de Santa Rosa, donde se llevó a cabo el sepelio. Los asistentes, todavía conmocionados, acompañaron el cortejo fúnebre con rostros llenos de tristeza y voces clamando por justicia.
En el ámbito judicial, la Fiscalía ha procesado a cuatro militares por el presunto femicidio de la subteniente Ati. A pesar de la gravedad de las acusaciones, la jueza a cargo del caso dictó medidas alternativas a la prisión preventiva para los implicados. Esta decisión generó aún más controversia y protestas, aumentando la presión sobre las autoridades para que se esclarezcan los hechos y se haga justicia.
La trágica muerte de Aidita Pamela Ati ha dejado una profunda huella en su comunidad y ha levantado serias preguntas sobre la seguridad y la justicia dentro de las Fuerzas Armadas del Ecuador. Mientras su familia y amigos lamentan la pérdida de una joven valiente y dedicada, la sociedad exige respuestas y acciones contundentes para evitar que casos similares se repitan en el futuro. La búsqueda de justicia para Pamela Ati continúa, con la esperanza de que su trágico destino no quede impune y sirva para mejorar las condiciones y la transparencia dentro del sistema militar.