Salvador Naula, un conocido residente del barrio Santa Anita en el noroccidente de Quito, ha fallecido dejando tras de sí una situación crítica para los animales que acogía. Naula, a pesar de vivir en condiciones precarias, dedicó gran parte de su vida a cuidar a unos 30 perros y un burro.
Tras su muerte, los animales quedaron en una situación de vulnerabilidad y abandono. La Unidad de Bienestar Animal (UBA), en colaboración con la Fundación Zoológica del Ecuador, la Fundación Cóndor Andino y la Fundación Acción Animal Ecuador, ha logrado rescatar a 14 perros y al burro de la propiedad. Sin embargo, el rescate de los demás perros ha sido complicado.
Los perros restantes aún no pueden ser rescatados debido a su desconfianza hacia los humanos. Estos animales, al estar acostumbrados a vivir en un entorno aislado, huyen al ver a las personas y se refugian en una quebrada cercana. Esta situación plantea un riesgo significativo, ya que estos perros podrían formar una manada de animales ferales que, en busca de alimento, podrían atacar a otros animales de la zona, tanto domésticos como fauna silvestre.
El Municipio de Quito ha señalado la urgencia de la situación y la necesidad de intervenir antes de que sea demasiado tarde. Se hace un llamado a veterinarios, entidades especializadas y activistas para unir esfuerzos y evitar que estos canes queden en el abandono.
La colaboración de la comunidad es crucial para asegurar el bienestar de estos animales. Se solicita a las personas interesadas en ayudar que se pongan en contacto con las organizaciones mencionadas para ofrecer apoyo en el rescate y cuidado de estos animales.