En Ecuador, más de 28.000 estudiantes han sido víctimas de abuso sexual entre 2014 y 2024, según el Ministerio de Educación. De acuerdo con el «Plan Nacional para la Erradicación de la Violencia en el Contexto Educativo», el 90% de las víctimas fueron niñas, y la mitad tenía entre ocho y 14 años. Estos datos alarmantes revelan la magnitud de un problema que afecta gravemente a la población estudiantil en el país. Aunque la mayoría de los agresores (74%) no están vinculados al sistema educativo, un 26% sí pertenece a este ámbito, con docentes y estudiantes como los principales agresores.
El abuso sexual en las escuelas y colegios no solo deja secuelas físicas, sino también emocionales y académicas. Las víctimas suelen sufrir depresión, ansiedad, trauma, y en algunos casos, hasta suicidio. El bajo rendimiento académico es otra consecuencia frecuente, ya que el entorno violento crea un ambiente educativo desfuncional. A pesar de estos desafíos, el Ministerio de Educación ha implementado protocolos para ofrecer apoyo a las víctimas, buscando mitigar las secuelas de la violencia sexual.
El «Plan Nacional para la Erradicación de la Violencia en el Contexto Educativo» establece medidas claras para prevenir, detectar y abordar casos de abuso sexual en las escuelas de Ecuador. Entre sus objetivos se incluyen formar a familias y docentes en la identificación de señales de violencia y asegurar que la mayoría de los centros educativos implementen metodologías de prevención. Sin embargo, las autoridades reconocen que existen obstáculos como la falta de personal especializado y recursos, lo que limita la efectividad de las medidas contra el abuso sexual en el sistema educativo.