La Ruta Viva, que se extiende a lo largo de 13,6 kilómetros y es una de las principales vías que conecta Quito con el valle de Tumbaco y el aeropuerto Mariscal Sucre, se ha convertido en una vía de alto riesgo para sus usuarios. Durante meses, las denuncias de accidentes, robos e intentos de secuestro se reportan diariamente. Las víctimas narran incidentes cada vez más violentos.
El comandante del Distrito Tumbaco, Marco Enríquez, asegura que la Policía no tiene registros oficiales de robos y secuestros en la Ruta Viva, aunque admite haber conocido algunos casos a través de redes sociales. Por ello, anuncia que a los patrulleros y una moto que actualmente patrullan la vía, se sumarán pronto otros 10 policías y cinco motos adicionales.
Un intento de secuestro ocurrido el 22 de junio de 2024 se viralizó en redes sociales. Un ciudadano que se trasladaba desde Quito a Cumbayá grabó el incidente con una cámara instalada en su auto. En el video se observa cómo un vehículo que circulaba por el carril derecho se le cruza y un individuo armado desciende del asiento del copiloto. La víctima logró acelerar y esquivar al vehículo agresor, aunque el delincuente disparó, sin acertar.
Un dirigente barrial de Cumbayá, que prefirió mantener su identidad en reserva por seguridad, afirmó que la Ruta Viva se ha vuelto conflictiva por varias razones, incluyendo el aumento del tráfico vehicular. «Las rutas rápidas permiten a los delincuentes escapar sin mayores problemas, especialmente cuando no hay presencia policial», señaló.