La DANA, o Depresión Aislada en Niveles Altos, es un fenómeno meteorológico que ha sido históricamente asociado con desastres naturales, inundaciones y fuertes precipitaciones. Sin embargo, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) de España aclara que este evento, que ocurre ocasionalmente entre junio y octubre en el Mediterráneo, no siempre implica un desastre. En lugar de ser un sinónimo de calamidad, la DANA se trata de una depresión atmosférica que puede generar variaciones climáticas significativas, aunque su impacto no siempre es destructivo.
Este fenómeno se forma cuando una porción de aire frío se desprende de los cinturones de viento en la troposfera y la baja estratosfera, como el chorro polar o el chorro subtropical. Según la AEMET, estas corrientes de aire, que normalmente fluyen en líneas continuas, pueden experimentar ondulaciones tan marcadas que se aíslan, generando así la DANA. Este aire frío, al situarse a niveles más bajos, puede causar lluvias intensas y vientos fuertes, aunque la frecuencia de grandes daños es menor de lo que se podría pensar.
Es importante destacar que, aunque la DANA puede ocasionar precipitaciones severas, no debe ser motivo de alarmismo. La AEMET enfatiza que este fenómeno es parte de un patrón meteorológico natural y no necesariamente resulta en desastres. Por lo tanto, es esencial mantener una postura de alerta y precaución ante posibles cambios climáticos, sin caer en el pánico o la exageración sobre sus efectos.