Un nuevo conflicto en Líbano ha desatado un éxodo masivo de más de 30,000 personas hacia Siria, de acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). La mayoría de los refugiados son sirios que previamente habían buscado asilo en Líbano debido a la guerra civil en su país. Los pasos fronterizos han sido abiertos las 24 horas, permitiendo el cruce sin los controles documentales habituales, lo que ha facilitado la huida de familias que buscan escapar de la violencia.
Según Gonzalo Vargas Llosa, representante de ACNUR en Siria, cerca del 50% de los refugiados son niños y las mujeres constituyen el segundo grupo más numeroso. Este desplazamiento ha sido una decisión desgarradora para muchas familias, que ahora se ven obligadas a regresar a un país que ya enfrenta una crisis humanitaria prolongada. Se estima que el 80% de los que cruzan son sirios, mientras que el 20% restante son libaneses.
El gobierno sirio, en colaboración con la Media Luna Roja y ACNUR, está coordinando la respuesta humanitaria, ofreciendo refugio temporal y asistencia básica a los recién llegados. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica, con relatos desgarradores de familias que llegan heridas o que han perdido a seres queridos en el conflicto. La reciente pérdida de dos trabajadores de ACNUR en bombardeos en Líbano resalta los peligros que enfrentan tanto los civiles como los equipos humanitarios en esta crisis en curso.