El gerontólogo Jay Olshansky ha generado controversia con sus predicciones sobre la longevidad humana, particularmente en relación con los niños de hoy. Según su análisis, a pesar de las expectativas de que un gran porcentaje de bebés actuales viviría hasta los 100 años, la realidad es que solo entre el 1% y el 5% logrará esa edad. Olshansky sostiene que la esperanza de vida está aumentando, pero a un ritmo cada vez más lento, lo que indica que la era del crecimiento acelerado en la longevidad ha llegado a su fin.
Olshansky y su equipo han basado sus afirmaciones en un estudio reciente que analiza datos de esperanza de vida de varios países, incluidos Estados Unidos, Japón y España. Aunque las intervenciones médicas han tenido un impacto positivo, el investigador señala que los avances en este campo no están produciendo los resultados esperados en términos de prolongar la vida. De hecho, el envejecimiento se ha convertido en un factor dominante en la mortalidad, y es necesario abordar este proceso biológico para mejorar las expectativas de vida en el futuro.
La conclusión de Olshansky es clara: para que las nuevas generaciones tengan la posibilidad de vivir vidas más largas y saludables, es crucial centrarse en la ralentización del envejecimiento. Si no se logran avances en este sentido, el temor es que, aunque se viva más, también se incremente la fragilidad y la discapacidad, lo que afectaría la calidad de vida de las personas mayores. Con un enfoque en la salud a largo plazo, es posible que se logren mejoras en la esperanza de vida y el bienestar de las futuras generaciones.