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El microbio vivo unicelular vive en agua dulce, es capaz de entrar al cuerpo humano a través de la nariz cuando se nada o bucea en un lago o en un río.
La familia de David Pruitt, un niño de siete años, que murió debido al contagio de la ameba ‘come cerebros’ inició una campaña para evitar que se den más casos.
Entre 1962 y 2016 se infectaron en Estados Unidos 143 personas de la ameba ‘‘come cerebros’, de las que solo sobrevivieron cuatro, informó el Diario AS
Para que la ameba no llegue al cerebro a pesar de haber entrado por vía nasal, es necesario sonarse la nariz cuando el agua ha entrado o expulsar el agua lo más rápido posible.