
A los 78 años, podría haber aprovechado la pandemia para descansar en su casa, ponerse las pantuflas y apoltronarse para ver series en Netflix, pero sabemos que Paul McCartney no es una persona normal (si lo fuera, no podría haber tenido semejante acumulación de hits y de canciones inoxidables). Por eso lo que hizo durante el encierro fue grabar “McCartney III”, su disco solista número 18 y el último eslabón de una trilogía que se inició en 1970 y en la que se convirtió nuevamente en un verdadero hombre orquesta: compuso, produjo, cantó y tocó todos los instrumentos.
Fueron nueve semanas de trabajo en su casa en Sussex, en el sur de Inglaterra, cuyo resultado saldrá a la luz el 18 de diciembre y que dieron forma a once canciones en las que Paul rompe el molde de lo que la mayoría espera de él: están, por supuesto, esas melodías que amamos todos, instantáneas y pegadizas, pero también hay un tema instrumental de digestión lenta y uno con aires de rock pesado.
“Tenía algunas cosas en las que trabajé a lo largo de los años, pero el tiempo pasó y las dejé a medias, de manera que he retomado aquello que tenía. Se trataba de hacer música para uno mismo, en lugar de hacer música como un trabajo. Nunca pensé que todo esto pudiera acabar en un álbum”, dijo McCartney acerca de su nuevo disco, sucesor de “Egypt Radio”, que apareció hace apenas dos años.